La confirmación del descubrimiento del asteroide troyano 2020 XL5 abre un abanico de posibilidades para la comunidad científica.
Era el mes de diciembre de 2020 cuando los astrónomos detectaron un objeto que describía una órbita un poco más cercana al Sol que la terrestre. Sin embargo, no estaban del todo seguros, hasta que nuevas observaciones han confirmado el avistamiento. Se trata de un asteroide, el segundo troyano terrestre conocido.
Detección del nuevo troyano
En un estudio publicado en Nature Communications se ha detallado que el asteroide 2020 XL5 es un troyano terrestre transitorio, y ha proporcionado estimaciones sobre de la órbita, el tamaño y las características físicas del objeto.
Estamos hablando de un asteroide que triplica el tamaño del denominado 2010 TK7, el único otro troyano terrestre conocido, y seguirá siéndolo durante 4.000 años más.
El astrónomo Toni Santana-Ros, de la Universidad de Barcelona, también ha participado en la elaboración del artículo, y ha demostrado que los telescopios situados en España, por lo menos los más grandes, son capaces de detectar este tipo de cuerpos.
Un tipo de asteroides muy concreto
Los troyanos son asteroides que comparten la órbita de un planeta alrededor del Sol. Lo hacen en puntos gravitacionalmente estables conocidos como puntos de Lagrange (siguen pequeñas órbitas alrededor de estos puntos).
Se ha detectado que el asteroide 2020 XL5 está asentado en el cuarto punto de Lagrange, unos 60 grados por delante de la Tierra. Los asteroides troyanos son comunes en el sistema solar, a pesar de que un gran número de ellos son bloqueados en la órbita de Júpiter.
2020 XL5 fue descubierto el 12 de diciembre de 2020 por el telescopio de sondeo Pan-STARRS1 en Hawái. Ya, desde un primer momento, se le catalogó como troyano, pero no había los suficientes datos observacionales para confirmarlo.
Un nuevo e importante seguimiento
Se hicieron necesarias nuevas observaciones de seguimiento en febrero y marzo de 2021, y éstas sí que permitieron fijar su órbita con exactitud.
Las observaciones de seguimiento fueron realizadas por tres observatorios terrestres: el Telescopio de Investigación Astrofísica del Sur (SOAR) situado en Cerro Pachón en Chile, el Telescopio Lowell Discovery (Arizona) y la Estación Terrestre Óptica ubicada en las Islas Canarias y perteneciente a la Agencia Espacial Europea. Los datos obtenidos se combinaron con los recopilados entre 2012 y 2019 como parte del Dark Energy Survey.
Un análisis fotométrico ha revelado que se trata de un asteroide de tipo complejo C: los asteroides más comunes, oscuros y ricos en carbono. Mide 1,18 km de ancho, por lo que es el más grande troyano terrestre conocido. Hasta dentro de 4.000 años no liberará su trayectoria de la órbita terrestre.
2020 XL5 no es un troyano primordial; es decir, no ha estado estacionado en el punto L4 desde el momento del nacimiento de nuestro planeta. Por desgracia, eso impide que pueda proporcionarnos información sobre nuestros orígenes. Es troyano nuestro desde hace tan sólo unos 600 años.
No es el único
Su descubrimiento confirma que el troyano 2010 TK7 no era el único, y que probablemente haya más cuerpos poblando las zonas L4 y L5 del sistema Tierra-Sol.
El asteroide 2020 XL5 podría ser el objetivo de una futura misión de sobrevuelo, de una estación espacial o convertirse en una mina de recursos.