La gran noticia es que el telescopio James Webb ha finalizado sus maniobras de despliegue y ya se encamina hacia su destino final.
El telescopio espacial James Webb ha concluido, el pasado día 8 de enero, el último de sus grandes despliegues mientras se dirige al punto L2, en donde desarrollará su futura misión. En un primer momento, desplegó la antena de transmisión, después el parasol, más tarde el espejo secundario y, el citado día 8, el espejo primario.
El motivo de que todo se encontrase plegado fue hacer posible el transporte del telescopio en el interior del cohete Ariane 5, que lo propulsó fuera de la atmósfera terrestre.
Un despliegue exitoso
Tras un despliegue sin problemas, el telescopio James Webb ya está de camino hacia el destino de su misión, al que llegará el próximo día 24 de enero. Una vez allí, vendrán por delante seis meses de ajustes de sus instrumentos. Sin embargo, parece ser que gran parte de las dificultades iniciales ya están solventadas, y sólo nos resta esperar a que comience su esperada misión, vital para que el ser humano pueda observar al Universo como nunca antes lo había hecho.
El telescopio James Webb ha sido desarrollado por las agencias espaciales norteamericana, europea y canadiense. Fue lanzado desde el Puerto Espacial de Kurú, en la Guayana francesa, el pasado 25 de diciembre.
Desde su lanzamiento, diversos trabajos se han sucedido sin descanso. Primero, la separación del cohete que lo propulsó, más tarde, como ya se ha explicado, se desplegó la antena de transmisión, que permite la comunicación con la Tierra dos veces al día.
En cuanto al despliegue del parasol, que se realizó después del de la antena, ha sido esencial para mantener los instrumentos del telescopio a una temperatura óptima, combatiendo así la cercanía del Sol.
Y llegó el momento de los espejos
El pasado 5 de enero tocó el turno de desplegar el espejo secundario. Su misión es importantísima, pues debe recoger la luz del Universo que se refleje primero en los 18 espejos primarios, luz que pasará a este espejo secundario, más pequeño que los restantes, para ser redirigida hasta los diversos instrumentos del James Webb. Gracias a esto, tendremos una visión enorme de lo que podamos observar.
Y, finalmente, el pasado día 8, se han desplegado las alas del espejo primario, cada una con tres de los 18 segmentos del espejo. Un motor se ha encargado del desarrollo de una operación que ha durado más de tres horas, desde que se abrieron los pasadores para soltar el ala y desplegar el espejo hasta que ésta ha quedado fijada.
Una misión con mucho futuro
Sólo el espejo primario ha costado la friolera de 10.000 millones de dólares, y el resto de los componentes mucho más. Sin embargo, se espera mucho del telescopio espacial más potente hasta ahora creado, con una misión que, al menos, durará entre 5 y 10 años.
Este tipo de proyectos, si se desarrollan dentro de unos parámetros normales, siempre salen rentables pues, gracias a ellos, se consiguen grandes avances en diversos campos. En lo que se refiere al telescopio James Webb, las esperanzas están más que fundadas.