La posible relación entre el virus Epstein – Barr y la esclerosis múltiple

La posible relación entre el virus Epstein – Barr y la esclerosis múltiple ha quedado evidenciada tras un estudio de más de 20 años.

Un grupo de científicos han investigado la posible relación entre la infección común causada por el virus Epstein – Barr y la esclerosis múltiple. Según su estudio, las personas que dieron positivo en el virus tenían un riego mayor de contraer esclerosis múltiple que aquellas personas no infectadas.

Estos hallazgos sugieren la necesidad de administrar una vacuna preventiva o tratamientos que puedan atacar a una infección latente que suele durar toda la vida.

Una enfermedad neurológica grave

La esclerosis múltiple es una enfermedad neurológica que afecta a unas 50.000 personas en España. Estos pacientes padecen un trastorno inmunitario que carcome su mielina, la capa protectora que recubre al sistema nervioso.

La falta de esta capa termina dañando las conexiones entre el cerebro y el cuerpo, lo que provoca síntomas como el entumecimiento, debilidad muscular, dificultad en los movimientos y dolor.

Tras el brote inicial, esta enfermedad avanza de forma diferente en cada persona, y la mayoría son capaces, al principio, de recuperarse o de mejorarse de los daños neurológicos durante meses o años antes de sufrir más recaídas.

Entre un 10% y un 20% de los pacientes con esclerosis múltiple suelen padecer síntomas constantes, mientras que otros con la variante recurrente dejan de tener periodos de remisión. En los casos más graves, la esperanza de vida se acorta y el paciente pierde la capacidad de moverse o de hablar.

Aunque no existe una causa clara, desde hace mucho tiempo se sospecha que el desencadenante de la esclerosis múltiple pueda ser de origen viral, por lo menos en muchos casos, y el virus Epstein – Barr (EBV) ha focalizado ahora toda la atención.

El EBV es un virus demasiado común

El EBV es un virus herpético contraído por muchas personas a lo largo de su vida. No suele contagiar a niños, pero sí a adolescentes o a personas en edad adulta. Provoca mononucleosis infecciosa, también conocida como la «enfermedad del beso».

Se trata de una enfermedad aguda que tiene como síntomas la fiebre, fatiga y, en ocasiones, un sarpullido que puede durar entre dos y seis semanas. Después, el virus se queda de forma latente en el cuerpo, aunque no suele prolongar los síntomas, salvo en personas con un sistema inmune débil.

La investigación

Ciertas pruebas han encontrado rastros del virus EBV en las lesiones neurológicas provocadas por la esclerosis múltiple, pero la relación queda enmascarada debido a que el virus es demasiado común y esto dificulta encontrar personas antes de que se infecten y así rastrearlas para comprobar si desarrollan después el trastorno neurológico.

Se trata de comparar el riesgo de padecerlo con el porcentaje de personas que no contrajeron el virus, pero el estudio publicado en Science parece haber hallado la vinculación.

El equipo de investigación estuvo dirigido por científicos del Harvard T. H. Chan School of Public Health y realizó un seguimiento a unos diez millones de militares en activo, en una colaboración con el ejercito de USA que ha durado 20 años.

Harvard T. H. Chan School of Public Health

Al comienzo de su servicio militar los soldados son sometidos a un análisis de sangre para detectar el VIH, y estas pruebas se repiten cada dos años. Los investigadores han podido analizar esas muestran para intentar hallar también el EBV.

Durante los 20 años de estudio, a 955 militares se les diagnosticó esclerosis múltiple, y de los 801 casos con muestras de sangre comprobables, sólo uno no había sido infectado anteriormente por el virus Epstein – Barr. Otros 35 militares sí que desarrollaron el trastorno neurológico, pero no dieron positivo en el virus al principio de su servicio militar. Estos resultados se compararon con grupos que también dieron negativo en el EBT y que no desarrollaron esclerosis múltiple.

El estudio arrojo que las personas que no padecían la enfermedad neurológica tenían menos posibilidades de haber sido infectadas por el virus, y la diferencia era tan alta que resultaba improbable que se tratase de una mera coincidencia.

Naturalmente existen otro tipo de factores que pueden desembocar en el padecimiento de la enfermedad del sistema nervioso, pero ello no resta importancia a los resultados del estudio.

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