Los espinosáuridos cazaban bajo el agua

Se sabía que los espinosáuridos tenían una vida relacionada con el medio acuático, pero un nuevo estudio revela que podían cazar sumergiéndose en el agua.

Los espinosáuridos fueron los dinosaurios carnívoros más grandes que existieron, y hoy sabemos que cazaban sumergidos en el agua. Así lo afirma un nuevo estudio que ha analizado la densidad ósea de estás formidables criaturas del pasado.

La clave está en los huesos

Se ha detectado una alta densidad ósea en los fósiles hallados, lo que induce a pensar que estos dinosaurios del Cretácico llevaban una vida acuática; esto ateniéndonos a una  investigación publicada en Nature.

Los huesos densos ayudan a que el animal domine mejor su flotabilidad en el agua, especialmente cuando se sumerge, y como mínimo dos grupos de espinosáuridos, Spinosaurus y Baryonyx, tenían este tipo de estructura ósea. En cambio, el Suchomimus, tenía los huesos huecos, por lo que debía de cazar vadeando el agua.

Un animal semiacuático

Muy al contrario, los Spinosaurus y Baryonyx usaban sus colas para nadar en busca de presas. Para los dinosaurios no aviares, esto era una singularidad, pues sólo un pequeño grupo de especies eran parcial o totalmente acuáticas.

Los espinosáuridos siempre han sido un grupo de dinosaurios carnívoros muy especial. Su vida y caza acuáticas están respaldadas por muchas observaciones, pero todavía se requiere probar la hipótesis.

Estaríamos hablando de un dinosaurio parecido a un cocodrilo, que flotaba como un cormorán y se sumergía como lo hace un hipopótamo,

Conocimientos muy fragmentados

Los espinosáuridos se localizaron en el Cretácico temprano, hace entre 145 y 100 millones de años. Desde siempre se sospechó que eran semiacuáticos basándose en sus características anatómicas: mandíbulas largas como las de un cocodrilo, y dientes en forma de cono, muy propios de los depredadores acuáticos. Una investigación de 2020 demostró que su cola estaba muy especializada para impulsarlos a través del agua.

Parece ser que se sentían cómodos en el agua, pero se desconoce hasta qué punto. No siempre la anatomía se corresponde con el comportamiento y estilo de vida. Un buen ejemplo lo tenemos en el hipopótamo moderno, por eso fue tan importante medir la densidad ósea.

Las mediciones

Se realizaron tomografías computarizadas para verificar y contrastar las densidades de cientos de huesos de dinosaurios; también de cocodrilos, aves y otros reptiles. En especial, se analizaron fémures y las costillas, porque influyen mucho en el movimiento y el equilibrio del animal.

Así se pudo recopilar secciones transversales digitales de los huesos. Se hicieron rebanadas muy finas que luego pasaron a ser figuras en blanco y negro: negro para el tejido óseo y blanco para las partes vacías.

Se utilizó un software especializado que evaluó el tejido óseo. El proceso se repitió en 480 huesos y 291 especies extintas y actuales. Las observaciones animaron mucho a los autores del estudio, ya que permiten obtener conclusiones basadas en grandes patrones, y no sólo en las observaciones cualitativas basadas en un fósil.

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