Hace cerca de 13.000 años tuvo lugar un periodo llamado el Dryas Reciente, que ocasionó una fuerte bajada de temperaturas y una extinción masiva de seres vivos.
El Dryas Reciente fue un periodo que duró unos 1.300 años y que tuvo lugar hace entre 12.900 y 11.700 años. Provocó una bajada muy grande de las temperaturas en el hemisferio norte terrestre y determinó la extinción de una buena parte de la megafauna entonces reinante.
Las causas que provocaron este fenómeno son todavía no muy conocidas, sin embargo, poco a poco, una hipótesis ha ido cogiendo fuerza como posible explicación.
Sedimentos que nos dan una pista
Los geólogos suelen conocer los fenómenos y acontecimientos que han tenido lugar en una determinada zona y durante la historia gracias a las diversas capas de sedimento que van conformando el suelo.
Para concretar a qué periodo de tiempo corresponde cada capa se suelen utilizar diversas técnicas como la de datación radioactiva o la presencia, en cada capa en concreto, de ciertos fósiles y restos biológicos.
Pues bien, se han detectado capas de sedimentos que se depositaron durante el Dryas Reciente. Éstas se reparten por todo el planeta y, aún así, presentan las mismas características poco comunes (concentración muy alta de metales como el platino, restos de hollín, pequeñas esferas de vidrio y, sorprendentemente, nanodiamantes).
Lanzando hipótesis
La explicación más razonable que justifique el cambio brusco de clima y que estos materiales se hallen esparcido por la Tierra pasó, en su momento, por la hipótesis de una serie de erupciones volcánicas, que lanzaron unos 20 kilómetros cúbicos de roca fundida, todo ello en el territorio de la actual Alemania.
Se creyó que este tipo de erupciones a gran escala bien pudieron producir gases de efecto invernadero, en cantidad suficiente para que descendiesen bruscamente las temperaturas.
Otras hipótesis estaban relacionadas con la alteración de la corriente del Atlántico Norte, con una gran eyección de masa coronal del Sol o con el estallido de una supernova cercana.

Sin embargo, estas explicaciones no daban una respuesta satisfactoria a la aparición de extraños materiales en las capas de sedimento que se depositaron durante el Dryas Reciente, ya que ni las esferas de vidrio fundido ni los nanodiamantes, por poner un ejemplo, pueden originarse a partir de erupciones volcánicas.
Y hablando de «explosiones cósmicas»
Es sabido que los cometas se adentran en nuestra atmósfera a velocidades de varias decenas de kilómetros por segundo. Esto, unido a las altas temperaturas y presiones, originadas por la fricción contra los gases de la atmósfera, puede hacer que el cometa estalle en mil pedazos, dando lugar a una gran onda expansiva.
Esta onda sí que podría elevar la temperatura del aire hasta el punto de fundir parcialmente las rocas de la superficie y convertirlas en pequeñas bolas de vidrio. Así, las tectitas son pequeños fragmentos de vidrio natural que podemos encontrar en muchos cráteres de impacto.
Igualmente, una onda expansiva, como a la que nos estamos refiriendo, podría provocar grandes incendios que afectarían a enormes extensiones de bosque, lo que justificaría la aparición del hollín en las capas geológicas estudiadas.
El material que conforma los cometas también contiene metales como el platino y compuestos basados en el carbono que pueden cristalizar en nanodiamantes. En cuanto a la difusión y esparcimiento de los restos, serían la causa directa de la acción de los vientos sobre las nubes de gases y de cenizas en suspensión.
Por todo lo explicado, un estudio reciente ha llegado a la conclusión de que el estallido de un cometa, de varios centenares de metros de diámetro, sobre Groenlandia es lo único que puede explicar las características de los sedimentos encontrados en el Dryas Reciente, y los autores han dado el rango de teoría a la hipótesis.
Al parecer, existen suficientes pruebas de que una detonación como la descrita encaja, a la perfección, con las evidencias disponibles hasta el momento.