Un posible mundo oceánico en Mimas

Mimas, una pequeña luna de Saturno, podría contener auténticos océanos bajo su superficie helada y repleta de cráteres.

Los científicos han estudiado los datos de la sonda Cassini sobre Mimas, el satélite natural más pequeño de Saturno, dado que querían confirmar si se trata de una bola de hielo y roca. La sorpresa ha surgido al comprobar que se trata de un satélite geológicamente activo y que podría ocultar un océano bajo su superficie helada.

Una luna muy especial

La superficie de Mimas está repleta de cráteres inmersos en una superficie de hielo. En apariencia es un mundo inerte, pero esta percepción podría cambiar muy pronto.

La geofísica Alyssa Rhoden ha estudiado la evolución de este tipo de cuerpos y reconoce que otros mundos, como es el caso de Encelado o Europa, que se piensa que pueden albergar océanos de agua en su interior, suelen presentar fracturas visibles en su superficie y muestran otros signos de actividad geológica. Esto parecía no presentarse sobre la superficie de Mimas, pero los nuevos datos analizados aumentan notablemente nuestra comprensión de los mundos potencialmente habitables.

El detalle que ha puesto en sobreaviso a los investigadores de la posible presencia de un océano interior en Mimas, ha sido una lectura de la sonda que identificó una curiosa oscilación en la rotación de esta luna.

La clave está en las vibraciones

Es frecuente que ese tipo de oscilaciones estén causadas por la presencia de agua líquida bajo la superficie, pero no es lo mismo un indicio que una confirmación. Con la intención de asegurarse, el equipo de Rhoden comenzó a realizar cálculos para tratar de averiguar qué modelo de actividad geotermal encaja con un modelo en el que se genera la suficiente cantidad de calor como para mantener un océano subterráneo de agua líquida. Por supuesto, esto dentro de unos límites adecuados para que ese océano no quebrante la superficie como se piensa que sucede en Europa.

Los estudios de los diferentes modelos propuestos llevan a un sistema que mantiene una corteza de hielo permanente de entre 22 y 32 kilómetros. Lo sorprendente es que el calor y las vibraciones emitidos por un sistema así pueden ser comprobados in situ por una sonda.

Dicho lo expuesto, es comprensible que muchas expectativas estén puestas en la sonda Juno, que bien podría efectuar esas mediciones sobre Europa para después intentar extrapolarlas a Mimas. De ser así, un nuevo abanico de posibilidades se abriría en la exploración espacial.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *