Venus podría albergar formas de vida

La detección de fosfina en la atmósfera de Venus puede cambiar la visión que tienen los científicos acerca de la existencia de vida en ese planeta.

La fosfina es un gas asociado a la presencia de vida

A través de la publicación de un par de artículos, los astrónomos han dejado abierta la posibilidad de que se dé alguna forma de vida en Venus. Y no porque hayan recogido muestras de microbios venusinos, ni por haberlos fotografiado, sino porque gracias a potentes telescopios han detectado un químico llamado fosfina en su espesa atmósfera. Según las conclusiones extraídas, solo una forma de vida puede explicar la existencia de dicha fosfina.

Por supuesto, hay investigadores que no están de acuerdo con esta hipótesis y sugieren un origen geológico o atmosférico para el gas, aunque de momento no tengan una explicación convincente. Otros piensan que quizás se había descartado demasiado rápido un planeta que en algún momento pudo parecerse a la Tierra.

Sara Seager, científica planetaria del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y co-autora de uno de los artículos, declaró que “es un hallazgo increíble y salido de la nada”, para proseguir: “En definitiva suscitará más investigaciones sobre las posibilidades de que exista vida en la atmósfera de Venus”. También, Clara Sousa-Silva, astrofísica molecular de la Universidad de Harvard, afirmó que “es un descubrimiento extraordinario”, tras concentrar sus investigaciones en la fosfina. Sara Stewart Johnson, científica planetaria y directora del Laboratorio Johnson Biosignatures en la Universidad de Georgetown, igualmente participó en el estudio y dijo que “se ha hablado mucho sobre la fosfina como un gas que es una firma biológica en los exoplanetas. Es genial que se haya encontrado en Venus”.

Venus y sus dificultades para ser estudiado

Venus es un objeto hermoso visto en el cielo de la Tierra, pero desafiante si lo observamos de cerca. Con una masa parecida a la de nuestro planeta, se piensa que en algún momento estuvo cubierto de agua y que poseía una atmósfera poblada de vida. No obstante, poco a poco se transformó en el infierno actual, con una atmósfera repleta de dióxido de carbono en su forma gaseosa y temperaturas en su superficie de 460 grados Celsius. Su densa atmósfera ejerce una presión de 91 kilos por centímetro cuadrado, lo que equivale a unas 90 veces más que la presión de la atmósfera terrestre al nivel del mar. Esto lo convierte en un destino muy difícil de visitar, a pesar de las decenas de misiones robóticas enviadas (muchas pertenecientes a la serie Venera de la Unión Soviética).

Simulación de la superficie de Venus. Rick Guidice/ARC/NASA

La atmósfera de Venus corroe en pocos minutos el metal de cualquier sonda que hemos enviado desde la Tierra, y su presión las aplasta por completo. Es por eso que solo dos misiones han logrado fotografiar la superficie venusina. Actualmente, la sonda espacial japonesa Akatsuki es la única que estudia a ese planeta, pero existen esperanzas para el futuro, ya que a 50 kilómetros de altitud sobre la superficie de Venus, inmediatamente debajo de su capa atmosférica más alta, la temperatura media desciende hasta los 30 grados Celsius y la presión es similar la del nivel del suelo de la Tierra.

En junio de 2017, Jane Greaves, astrónoma de la Universidad de Cardiff en Gales, intentó demostrar la hipótesis de que podía existir vida en la capa alta de la atmósfera de Venus, para lo que se valió del Telescopio James Clerk Maxwell en Hawái. La absorción de las ondas radiales que provienen de las nubes de nuestro planeta gemelo generaron unas longitudes de onda que se identificaban con la presencia de fosfina. Un paso hacia delante, sin duda, para quienes sospechan que esa atmósfera puede albergar algunas formas de vida.

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